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La procesión del bebedero y los dos jilgueros
16 Apr 14 - 11:49
La procesión del bebedero y los dos jilgueros.
Pues iban dos jilgueros, cantando y revoloteando alegremente, por la vega, pues ya era primavera, en esto que al llegar el medio día, que en aquellas alturas del año ya hace calor, uno le dice al otro,
- oye porque no subimos volando al monte que estaremos mas frescos, pues allí, sopla mas la brisa-,
en esto que con gran ánimo se ponen a volar hacia la cima de la montaña,
y llegan extenuados pues el calor ya les apretaba, al llegar, se dan cuenta de que la cima estaba toda poblada de matojos de zarzas,
llenos de espinas, que no les dejaban posarse en ningún lugar , para que pudieran posarse, a descansar, en esto que, sedan cuenta de que había un claro, en el cual reposaba un bebedero esculpido en piedra,
a mano, de estos que se utilizan, para cebar, y cazar con el hilado,
que casualmente estaba lleno de agua, pues no hacia ni cuatro días que había caído una de las primeras tormentas primaverales. Observando la situación, se afanaron rápidamente,
a posarse en el, primero uno, naturalmente, pero al posarse el segundo, al deber estar el bebedero mal apoyado, casi se pierde toda el agua.
Después de superado el susto, se dedican a apagar su ardiente sed, y a recuperar el aliento y las fuerzas, consumidas en tan accidentada excursión. Una vez, ya recuperados, habiendo, descansado, uno le comenta al otro,
- Oye si pudiéramos bajar el bebedero a la vera, en verano, cuando hace tanto calor, podríamos disfrutar del agua fresca, que se habría recogido, cuando hay alguna tormenta, y no nos volveríamos locos buscando agua para beber, ya sabes que en verano escasea-
el otro jilguero, se lo queda mirando, reflexiona, mas bien un largo tiempo,
- ¿y como lo piensas, bajar asta la vera? - ; -
-pues si le trenzamos una cuerda hecha con zarzas, a lo mejor, estirando, con el pico,
como es cuesta abajo lo podemos conseguir-.
Forjado el plan se disponen a arrancar las suficientes zarzas, trenzarlas helicoidalmente, después de no pocos pinchazos y asegurar fuertemente el bebedero, con no poca dificultad, ya que , las zarzas, estaban muy tupidas de pinchos, lo máximo que pudieron.
Tomaron la decisión de comenzar el penoso descenso, descenso que se iba a convertir en un verdadero infierno, ya que con el calor, y el considerable peso del bebedero, se revelaba como una empresa, no menos que rozando los límites de lo inalcanzable, para nuestros pobres, optimistas, amigos, los dos jilgueros, tan ardua resulto, la bajada, estirando, casi arrastrándose, montaña abajo, volviéndose a levantar, que en un envite, uno casi se rompe una ala,
ya que el bebedero, igual se enganchaba, en algún recoveco del sendero, como tomaba peligrosamente una velocidad endiablada, en derroteros donde el sendero estaba despejado de pedruscos, finalmente, y después de sufrir, lo indecible, llegaron los jilgueros al pie de la montaña, a la vera, y al mover con el máximo cuidado el bebedero para liberarlo de las zarzas, se oye un crujido sordo, se resquebraja, agrieta y parte el bebedero de piedra, por la mitat, desgraciadamente aquel verano, no llovió mucho que digamos tampoco.
La montaña tenia 764 metros de altitud
El bebedero pesaba unos 65 Kg
Dedicado a mi gran amigo Santiago, que me proporciona ideas, para escribir estas cosas.
Claudio Planells 2014/4
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